Las abejas son los polinizadores más importantes de las
plantas con flores, que las necesitan imperativamente para producir cualquier
tipo de semilla o fruta. El intercambio de polen entre las flores tiene como
objetivo la reproducción vegetal, que requiere el traslado del polen desde las
anteras, o partes masculinas de una flor, hasta los estigmas, o partes
femeninas, ya sea de la misma planta o de otras plantas.
De entre todos los insectos las abejas melíferas (Apis
mellifera) son los polinizadores más eficaces gracias a que tienen el cuerpo
preparado para ello, según informaron un grupo de científicos del Instituto de
Tecnología de Georgia en el 70th Annual Meeting de la American Physical Society
Division de Fluid Dynamics celebrado este mes de noviembre en Denver (Colorado,
Estados Unidos).
En esta reunión los expertos explicaron que estas abejas
tienen el cuerpo cubierto de pelos especialmente largos que recogen fácilmente
miles de gránulos de polen cuando se desplazan por el interior de las flores.
Así, el polen queda fuertemente anclado al cuerpo del animal, algo esencial
teniendo en cuenta que estos granos, al incluir también néctar, pueden llegar a
representar el 30 % del peso total de una abeja.
A fin de probar la fortaleza de este anclaje los
investigadores tiraron de los granos de polen con una cuerda elástica y
comprobaron que la fuerza necesaria para desalojar un grano era 20 veces mayor
que la que una abeja ejerce al volar, lo que denota que el polen está
completamente seguro colgando de las patas de estos insectos.
Una carga considerable
Los granos de polen que trasladan las abejas pueden llegar a
representar el 30 % de su peso
Para el desarrollo del trabajo los científicos capturaron 20
ejemplares de abejas melíferas y examinaron sus patas con imágenes de alta
resolución cuando regresaban a las colmenas, ya que además de transportar el
polen entre las plantas, las abejas también se quedan parte de los granos para
obtener alimento.
Tras el hallazgo los expertos sugieren ahora la posibilidad
de diseñar polinizadores artificiales con el objetivo de favorecer la
reproducción de las plantas con flor, imprescindible para el mantenimiento de
la vida en la Tierra.
La eficiencia de las abejas melíferas recae no sólo en su
condición física, sino también en el hecho de que visitan solamente una especie
de flor en cada uno de sus viajes, en los que recogen la cantidad suficiente de
polen para su propio alimento y también para las necesidades del grupo en el
que viven. En un solo día pueden visitar miles de flores de una misma especie,
recogiendo el néctar y el polen y esparciendo largo y tendido los granos.