Introducción
En Venezuela, la apicultura ha disminuido los niveles de producción y productividad que mantenía en 1973. La producción de miel disminuyó de más de 1.425 TM en 1975 a sólo 75 TM en 1981 hasta alcanzar 296 TM en 2001, el promedio en 1973 era de 25 kg. de miel/colmena/año y disminuyó a 20 kg. de miel/colmena/año en 2002. Por otra parte, se pasó de país exportador de miel a país importador de todos los productos apícolas.
Causas y efectos del rezago
Este atraso en el desarrollo apícola nacional tiene una serie de factores que han incidido negativamente, entre ello tenemos:
Causas y efectos del rezago
Este atraso en el desarrollo apícola nacional tiene una serie de factores que han incidido negativamente, entre ello tenemos:
1) Africanización
Antes del arribo de las abejas africanizadas, las colmenas estaban ubicadas en su mayoría en lugares cercanos a la vivienda principal y existía un número aceptable de productores que poseían más de 1.000 colmenas. En 1975, se calcularon cerca de 94.000 colmenas modernas y para 2002, se estimaron en 21.000. Esta reducción se debió principalmente a el abandono y destrucción de las colmenas y apiarios; a la cantidad de muertes ocasionadas por los ataques de las abejas y a una campaña negativa contra estas. A pesar de que el número de colmenas se redujo considerablemente, el número de colonias silvestres aumentó en forma exponencial hasta alcanzar casi 1.000.000, que compiten con las colmenas modernas por alimentos y hábitat. Por otra parte, el poco estudio de la biología de este híbrido en Venezuela no ha permitido desarrollar un manejo adecuado, no obstante estos conocimientos permitieron que México recuperara su sitial en la apicultura después del ingreso de la abeja africanizada en la década de los años 1980, y que Brasil pasara de ser un país con poca producción de miel en 1956, a uno de los principales productores en el mundo (cosa que en nuestro país no se ha realizado con la seriedad que se merece) aunado al comportamiento altamente defensivo, enjambrazón y el abandono del nido de cría, han terminado por desincentivar a aquellos nuevos apicultores que quisieran trabajar con estos insectos.
2) Resistencia al cambio
En los actuales momentos los apicultores continúan manejando las colonias de abejas africanizadas, de la misma forma que trabajaban las abejas europeas, olvidando la biología del comportamiento de las abejas africanizadas, dado que estos híbridos requieren la introducción de algunos cambios en el manejo, tales como: separación mínima entre colmenas de dos metros, uso de un ahumador mayor, uso de vestimenta resistente y de colores claros, uso indispensable de velo(máscara) y guantes, ubicación de los apiarios mínimo de 400 metros de centros poblados, control de enjambrazón, captura de enjambres, encolmenamiento o trasiego de colonias silvestres y disminuir las fuentes de perturbación que incitan el abandono de las colonias. Todos estos cambios que se deben adoptar para el correcto manejo de la abeja africanizada, han sido adoptados por varios apicultores, sin embargo, otro grupo de viejos y nuevos apicultores aún persisten con la idea de trabajar con abejas europeas al introducir reinas de este origen, olvidando que estas razas en nuestro país son: poco productivas y eficientes al tener que competir con las africanizadas; susceptibles a plagas y depredadores y reinas poco longevas, al ser cambiadas rápidamente por no mantener la tasa de postura adecuada.
3) Fomento inadecuado y distorsionado
El apoyo a la apicultura en Venezuela ha sido incompleto, discriminatorio y distorsionado, hasta 1998, el sector apícola disfrutó de pocos créditos, principalmente de la banca privada y del Instituto de Crédito Agrícola y Pecuario ( ICAP), bajo un criterio marcadamente economicista , en el cual el productor debía iniciar el pago del crédito a los seis meses de haberlo recibido, mecanismo que frenó las solicitudes crediticias y el crecimiento del sector, dado el corto plazo para amortizar el préstamo, en el cual se estimaba que la producción se efectuaría en un período tan corto. De 1999 a 2002, el apoyo económico que recibió el sector por parte del estado fue mayor que el recibido en los 20 años precedentes a través de organismos tan disímiles y sin coordinación entre sí, tales como: Fondo Nacional de Ciencia Tecnología y de Innovación (FONACIT), Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), Fondo de Desarrollo Agrícola Pecuario Forestal y Afines (FONDAPFA), Plan Bolívar 2000, Alcaldías y Gobernaciones de Estados; bajo un criterio social equivocado al ofrecer cursos básicos con dotación de 5-10 colmenas por persona, sin un programa de seguimiento ni asesoría técnica que garantice una adecuada formación continua del crecimiento del sector. El mayor agravante radica, en la ausencia de una política global donde se considere a la apicultura como un sector productivo indispensable en la conservación de la biodiversidad y en la mejora de la productividad mediante la polinización cruzada.
4) Inseguridad rural
Enmarcada por robo y destrucción de las colmenas, por parte de cosechadores y/o saqueadores furtivos, quienes se dedican a robar miel durante el período de cosecha, generalmente entre noviembre y abril, con acciones vandálicas que van desde el robo de los panales, cuadros y alzas hasta la destrucción y quema de las colmenas. En Venezuela para la cosecha 2002-2203 los apicultores reportaron un índice de robo y depredación de colmenas cercano al 20%, situación que se hace más crítica en los principales estados productores, a saber: Cojedes, Yaracuy, Carabobo, Portuguesa y Monagas, situación ésta difícil de controlar dado que las autoridades competentes no actúan al respecto, al no considerarlo seriamente como un daño a la propiedad y a la producción. Este problema es de tal magnitud, que aparte del aislamiento en el que incurren los apicultores para evitar problemas con las comunidades, han elevado los costos al destinar una cantidad de tiempo y dinero para garantizar la seguridad de los apiarios y controlar éste enemigo, extremando las medidas de protección que van desde la construcción de instalaciones similares a jaulas ganaderas donde se confinan las abejas, uso de cámaras filmadoras en los apiarios para detectar e identificar a los saqueadores hasta llegar al extremo de colocar niples en las adyacencias de los apiarios. Lamentablemente el vandalismo contra la apicultura no es un fenómeno exclusivo venezolano, en Latinoamérica es muy común. Sin embargo, en varios países los saqueadores cuando son identificados o capturados in fraganti son severamente castigados por la ley. Igualmente las quemas accidentales o provocadas de bosques y sabanas, no sólo elimina las colonias silvestres, sino también, las colmenas establecidas.
5) Falta de generación de relevo
La mayoría de los grandes apicultores en Venezuela sobrepasan los 45 años de edad, lo cual muestra parcialmente el poco interés que esta actividad despierta en los más jóvenes. Por otro lado, muchos de los nuevos apicultores son hobbistas y su impacto en la producción es baja. Adicionalmente, la ausencia de la cátedra de apicultura dentro de los Pensa de estudios en la mayoría de las carreras agropecuarias tanto en las Universidades, Institutos Tecnológicos como en Escuelas Técnicas, atenta contra la adecuada formación de nuevos apicultores y respectiva divulgación de las bondades de este sector, el cual es percibido como pseudocientífico y poco serio.
6) Sobrevaluación de la moneda
Venezuela por ser un país dependiente de las exportaciones petroleras generalmente ha tenido su moneda (El Bolívar) sobrevaluado, lo cual hace que muchos de los productos generados internamente sean más costosos que los importados. Aún cuando nuestro país posee un gran potencial apícola, dada su variada biodiversidad que ofrece una gran variedad de plantas de las cuales se pueden obtener productos apícolas de elevada calidad, lamentablemente la mayor parte de los implementos usados en la apicultura local son importados y más costosos, debido a la poca oferta y a la ausencia de desarrollo de equipos y materiales locales que permitan abaratar los costos, de tal forma que la miel producida en el país tiene un precio al mayor de 4.500-6.500Bs/kg ( 1.7-2.5 US$/kg) en cuanto el precio internacional varía entre 1.1-1.7 US$/kg. Aunado a este hecho se presenta la importación indiscriminada de mieles de baja calidad (calidad industrial) dado su bajo precio que compite deslealmente contra mieles de mejor calidad pero de mayor precio. No obstante, a raíz del control de cambio decretado en enero del presente año, se han cerrado las importaciones y el sector apícola ha retomado un impulso, dado que la escasez de miel ha obligado e incentivado a muchos apicultores a incrementar el número de colmenas para satisfacer la demanda reprimida de miel.
7) Poca cultura apícola
En Venezuela cuando se habla de abejas, automáticamente la mayoría de las personas lo asocia con las picadas de abejas y con la miel, olvidándose que existen una serie de productos como: Polen, propóleos, cera, jalea real, apitoxina y derivados como, licor de miel y vinagre de miel, además de productos compuestos, que pueden aumentar el valor agregado del sector apícola. Por otra parte, la miel es el producto de origen agropecuario más vilipendiado y sobre el cual se desconfía más acerca de su autenticidad. Esta desconfianza ha generado una serie de elementos que condicionan y distorsionan su consumo, a saber: a) Proliferación de productos adulterados ofrecidos como miel, lo que permite que se oferte en el mercado consumidor más del 20% en "mieles" adulteradas (llamadas jarabes o papelón) fabricadas con azúcar comercial (sacarosa) y amarillo 5 (tartrazina); b) la falsa propaganda, que divulgan los adulteradores de miel, quienes señalan que la miel que cristaliza es adulterada o es azúcar, lo cual inhibe fuertemente el consumo de este alimento y c) la ausencia de promoción acerca de los beneficios del consumo de miel, dado que mayormente se utiliza como remedio contra la gripe. La falta de cultura de polinización entomófila también atenta contra el desarrollo de nuestra apicultura, mientras en países como Chile, Argentina, España, Estados Unidos e Israel, los productores de frutales solicitan los servicios apícolas para polinizar sus cultivares, remunerando al apicultor con valores de 15 hasta 25 US$/colmena, en Venezuela por el contrario los agricultores pretenden cobrarle a los apicultores el servicio de polinización que estos realizan, actitud que limita el desarrollo de una apicultura especializada en polinización.
8) Posibles Soluciones
Para lograr las posibles soluciones al problema, debe trabajarse en un programa a mediano plazo y largo plazo, que implique un esfuerzo mancomunado entre apicultores, gobierno y empresa privada, eliminando las soluciones inmediatas y poco creíbles, tomando las iniciativas exitosas emprendidas por Brasil y México. A tal efecto, se plantea iniciar acciones que respondan con mayor rapidez y su impacto sea más duradero tales como:
- Incluir a la apicultura dentro de programas educativos tanto en las carreras agropecuarias, como en programas escolares
- Estudio de la biología de las abejas africanizadas
- Realizar un programa de selección que abarque varios componentes, a saber: abejas con comportamiento higiénico, con mayor productividad, más dóciles.
- Incluir a la apicultura dentro de programas conservacionistas y de mejora de la biodiversidad, permitiendo el acceso de apicultores en parques nacionales, tal como ocurre en Australia, dada la actitud conservacionista y reforestadora de los apicultores.
9) Referencias
- Instituto Nacional de Estadísticas (2002). Anuarios de Comercio Exterior. Caracas, Venezuela.
- Ministerio de Agricultura y Tierras. (2002). Estadísticas Agrícolas. Dirección de Estadísticas. Anuarios Estadísticos. Caracas, Venezuela.
- Manrique, Antonio José & Pérez Sáez, Mirian. (2002). La comercialización de la miel en Venezuela. En: http:// www.la-apicultura.com/index
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