Elena Sanz
En la ajetreada vida de un enjambre de abejas melíferas, las
obreras necesitan periódicamente un sueño reparador. Si no descansan, dejan de
comunicar adecuadamente la localización de los alimentos a sus compañeras de
colmena, según acaba de demostrar un estudio de la Universidad de Texas (EE
UU).
Para demostrarlo, Barret Klein utilizó un aparato magnético
apodado Insominator que impide que las abejas duerman. ?Cuando los humanos son
privados de sueño, reducen su habilidad para desarrollar tareas como
comunicarse de forma clara y precisa?, explica Barret Klein, autor del estudio.
"Nuestros experimentos muestran que las abejas insomnes también
experimentan problemas de comunicación". Concretamente, Klein ha
comprobado que tras muchas horas de vigilia a una abeja le cuesta indicar la
dirección exacta de un sitio donde hay alimento. Y eso hace menos competitiva a
la colonia.
?Aunque la importancia del sueño había sido estudiada en las
moscas Drosophila durante años, el estudio de Barrett es el primero en abordar
la función del sueño en insectos sociales en el contexto del grupo, y el
primero en demostrar que la comunicación de los insectos pierde precisión si
son privados de horas de sueño?, añade el biólogo Ulrich Mueller, coautor del
estudio, que ha sido publicado esta semana en la revista PNAS.
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